Todos los virólogos, médicos, epidemiólogos e infectólogos que van a la TV saben cómo actúa el sistema inmune y los distintos tipos de inmunoglobulinas o anticuerpos. Lo que los convierte en inmorales es que no expliquen bien las cosas y se limiten a recomendar banderillas.
Hay una inmunidad natural contra cualquier virus que transmite la leche materna. Es la inmunoglobulina A que se encuentra en las mucosas nasales, la garganta, los intestinos, etc. Es la primera línea de defensa del organismo. Además, los niños tienen muchos más linfocitos T que los adultos. Por eso resisten mejor las infecciones que nosotros. No es debida a las sustancias ni a la enfermedad. Tontamente los miembros de la CNVE hablan de una inmunidad producida por la enfermedad que dura poco.
No, la inmunidad es anterior a la enfermedad y dura para siempre. Todas las especies la tienen. Un antibiótico mata millones de bacterias, pero no a todas. Algunas son resistentes por naturaleza, sobreviven y transmiten esa resistencia. El antibiótico deja de servir. Lo mismo pasa con un insecticida. La viruela que trajeron los españoles mató millones de indios, pero los que la resistieron transmitieron esa resistencia.
Aparte de la inmunoglobulina A, la hay E que interviene en las alergias, la M que lucha contra el patógeno y la IgG que es la que aparece unos días después de la infección o la vacunación. Esta última lo que indica es que estuvimos en contacto con el patógeno y lo conocemos. No es un tipo de defensa indispensable ni tiene por qué estar en sangre todo el tiempo. Si las otras inmunoglobulinas están bien y la condición general del organismo es buena, resistiremos el patógeno.
La IgA es inespecífica, ataca cualquier patógeno. La IgG es específica, reconoce a un enemigo en particular e indica que estuvimos en contacto con él. No siempre es una defensa. Si tenemos anticuerpos contra el sida estos no nos van a defender, más bien son señal de que debemos buscar tratamiento y que podemos transmitir la enfermedad. Por eso es tan ruin hacernos creer que requerimos dosis repetidas para tener siempre IgG contra el COVID-19 y que solo eso nos defiende. Es para mantenernos en un eterno temor y obligarnos a dar ganancias a las farmacéuticas y sus empleados en cada país.
Luis Solórzano
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