Como comenzó todo esto… La idea fue simple. Usamos un medidor de frecuencias, una buena logística, preproducción y expertos en sus áreas a la orden de llevar a cabo la investigación científica… mes de abril del 2021 empezamos a detectar magnetismo en el sitio de inoculación de las vacunas. Ese fue el primer hallazgo.
Después, compañeros de los vacunados que no estaban vacunados empezaron a decir que también ellos tenían magnetismo en alguna parte de su cuerpo. Ante esa evidencia nos hicimos de un medidor de frecuencias electromagnéticas y entonces empezamos a medir la radiofrecuencia del vacunado y del no vacunado.
Y nos llamó la atención que no nada más había un fenómeno magnético, sino que también estaban funcionando como una gran antena, una antena que estaba recibiendo algún tipo de señal. Llegó a nosotros un estudio de un doctor llamado Pablo Cámara de la Universidad de Almería y por ahí junio del 2021 llegó a nosotros el primer estudio de grafeno en una vacuna.
En un momento me llaman de una base militar, nos muestran la pantalla de un teléfono en un lugar donde hay un muro de concreto de 50 centímetros y un protocolo muy rígido sobre la prohibición de utilizar e ingresar al recinto con cualquier tipo de dispositivo electrónico y mucho menos que esté transmitiendo, porque era el área de telecomunicaciones.
En la pantalla veo que un directivo que había ingresado al recinto y se había olvidado de apagar el Bluetooth inmediatamente cuando lo fue a pagar, estaba visualizando en la pantalla un montón de direcciones de control de acceso al medio de las que utiliza los dispositivos hoy, por ejemplo, Internet de las cosas con un parlante Bluetooth para conectarse.
Lo curioso es que esto no podía ser posible porque nadie tenía un teléfono celular transmitiendo. Así que indagamos, detectamos que las emisiones provenían de los vehículos físicos de las personas. Tenemos dos teorías que se van a auto ensamblando. Al parecer, de estas partículas dióxido de carbono dentro de un cuerpo y en el auto ensamblaje van formando dispositivos electrónicos. Unos se van al cerebro, se llaman nanotubos, los de carbono y los otros se van del del cuello hacia abajo.
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