Me pasaron una entrevista que hace Ignacio Santos al Yate Marín. No sé por qué la ministra de Salud envía a semejante personaje a hacer propaganda a favor de las vacunas a Teletica. Marín habla de una sexta ola, basta decir que en las cinco semanas que él cita, cuatro de diciembre y una de enero, hubo menos casos que en solo la tercera semana de enero del año pasado, con mascarillas y obligatoriedad. Y que, en la segunda semana de enero de este año, que Marín no cita, los casos bajaron y la tasa R descendió a 0.84. A eso agrega el Yate que estas son las vacunas más probadas en la historia, que protegen contra la hospitalización y la enfermedad grave, etc. No se refiere, como siempre, a efectos adversos. Todo es propaganda.
Voy a detenerme en la parte más confusa de la entrevista. Ignacio Santos dice que quien se puso tercera dosis hace seis meses tiene un nivel de defensas muy bajo. Marín responde que la diferencia entre la tercera y la cuarta dosis es abismal según estudios de las CDC y la OMS. La protección con tercera dosis contra enfermedad grave y muerte es del 83% y la misma protección sube al 92% con cuarta dosis. Ni siquiera se dan cuenta de que hablan de cosas diferentes. ¿Qué quiere decir Santos con que las defensas han bajado en seis meses? Probablemente se refiera al nivel de anticuerpos en la sangre. Obviamente bajan, pero no es necesario que los tengamos altos todo el tiempo. No tenemos anticuerpos contra sarampión en sangre y, sin embargo, estamos protegidos contra la enfermedad. Lo que responde Marín es muy raro.
Supongo que se refiere a porcentajes de la población. Un 83% de los que tienen tercera dosis no sufren enfermedad grave o muerte y ese porcentaje sube a 92% con la cuarta dosis. Marín, al igual que Eugenia Corrales, no sabe manejar números. Imaginemos que los cinco millones de habitantes del país tienen tres dosis. El 83% está protegido, pero un 17% no. Eso significaría que 850000 costarricenses podrían sufrir enfermedad grave o muerte si solo dependiéramos de la sustancia. Con cuatro dosis la protección sube al 92% lo que implica que un 8% está desprotegido: 400000 personas podrían sufrir enfermedad grave o muerte. Pero apenas tenemos una tasa de letalidad de 0.8 con 10000 muertos. Obviamente eso no se puede deber a los fármacos sino a una robusta inmunidad natural del 99.2% que no quieren ni mencionar.
Luis Solórzano
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