El 40% de los menores internados en el HNN no tenían ninguna vacuna, dice un titular. Se deduce que el 60% sí. Nos dicen que el 40,9% no tenían ninguna lo que incidió en que desarrollaran enfermedad grave. Ya lo da por un hecho el “virólogo y epidemiólogo” Jason Ureña. La causa de la enfermedad grave es no tener dosis. ¿Cómo explica que durante toda la pandemia el 99,85% de los menores no ha tenido sustancias y no desarrollan enfermedad grave? La causa de una presencia o una ausencia es lo que siempre está presente en un grupo y nunca en otro. La sustancia ha estado ausente durante toda la pandemia en los niños. Si solo un 0,15% ha enfermado de gravedad, es que su presencia no es lo que impide el internamiento. Ahora está presente en el 60% de los internados, lo que, para cualquier mente, por primitiva que sea, debería ser muestra de que su presencia no evita la hospitalización.
El 40,9% recibió dos dosis, los ensayos clínicos midieron los contagios una semana después de la segunda dosis, por lo que se consideraba que con dos bastaban. Ahora resulta que el porcentaje con dos dosis internado y el porcentaje con ninguna son iguales. El 13,6% tenía tres dosis, pero “tenían otras patologías de fondo que los complicaron”, según Olga Arguedas. Y María Luisa Ávila, la que solo debate con quien tenga los atestados de ella, dice que los padres que no han inoculado a sus hijos son víctimas de desinformación. Ella acabaría con esa desinformación si se atreviera a debatir, pero con esos números sería barrida en cualquier debate. Por cierto, casi de seguro todos los niños internados tenían deficiencias en el sistema inmune o enfermedades asociadas. Lo normal es que un menor resista fácilmente el COVID, como lo demuestran las cifras, solo ha muerto uno de cada 3010 reportado como contagiado.
Cuando se dan estadísticas de hospitalizados y muertos por COVID, siempre hay más inoculados en ambos grupos que no inoculados, tres o cuatro veces más. Los defensores a ultranza de los pinchazos aseguran que eso se debe a que hay mucho más inoculados. Por tanto, hay que calcular cantidades por cada 100000. En la inoculación infantil esos números se vuelven contra las “expertas”. Hay 234000 niños pendientes de primera dosis y solo 12800 con tres en edades de seis meses a cuatro años. 13 internados sin v. de 234000 son 5,5 por cada 100000. En cambio, tres de 12800 son 23,4 por cada 100000. A esto agreguemos que pretenden asustarnos con ocho muertes de enero del año pasado a febrero de este año. No nos dicen el número de contagios. Entre enero y mayo del año anterior se contagiaron 48000 menores. Es obvio que en todo el año los contagios pasaron de 110000, una tasa de letalidad de 0,007.
Luis Solórzano
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