Me alegra mucho la medida cautelar que suspende la obligatoriedad en menores de 12 a 17 años y felicito a su gestor: el Lic. Arcelio Hernández, pero me llaman la atención los paupérrimos argumentos de la COMISIÓN NACIONAL DE VACUNACIÓN expresados ante el tribunal:
“indica que la vacuna contra el COVID-19, la cual se está aplicando en nuestro país, es segura y eficaz para la inmunización activa, para prevenir el contagio por dicho virus y que la misma ha recibido la aprobación de las principales autoridades reguladoras a nivel mundial, por lo que queda claro que la misma no constituye un tratamiento experimental como de manera infundada y temeraria hacen entender las partes actoras.–Asimismo se recuerda que existen excepciones a la vacunación contra COVID-19 y es posible presentar certificado médico que venga emitido en papelearía oficial del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, donde establezcan contraindicaciones médicas para la aplicación de la vacuna contra el COVID-19, dichas contraindicaciones, vienen establecidas en el Manual de Procedimientos para la ejecución de vacunación contra Covid-19 en los establecimientos de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social”.
Estos matasanos no se contentan con el daño que han hecho, sino que lo defienden con argumentos gastadísimos: “segura y eficaz para la inmunización activa”, si alguien está inmunizado no se contagia una y otra vez, ni requiere cinco dosis. Lo de prevenir el contagio ha sido negado por ejecutivas de Pfizer, virólogos nacionales y la misma lógica, pues jamás unos anticuerpos en sangre van a impedir que penetre un virus por las fosas nasales o la boca.
El que haya recibido aprobación de las principales autoridades reguladoras es mentira, solo se le ha autorizado porque las farmacéuticas no se han dignado crear algo más eficaz contra el virus, y no significa que no sea experimental. Se autorizan experimentos cuando no hay algo mejor para combatir una enfermedad, así lo dice claramente la FDA. Una sustancia de este tipo es experimental porque el experimento es la persona que la recibe, nadie sabe si va a reaccionar con una inflamación, una trombocitopenia, una parálisis de Bell… si va a producir anticuerpos o no, si estos serán efectivos, incluso nadie sabe -lo dicen los exámenes de laboratorio- cuántos anticuerpos se requieren para detener el avance del virus.
El argumento final es un chiste. Que se puede presentar un certificado de contraindicaciones médicas. Seguro voy a decir que soy alérgico al adenovirus de un chimpancé, es algo que nadie había probado nunca, como nadie había probado un procedimiento de ARNm o los lípidos que recubren el agente activo, cuyas cantidades son secretas al igual que otros contenidos de las sustancias.
Luis Solórzano
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