Vi fotos de la carroza de la UACA en el Festival de la Luz. No sé si fue una glorificación de las vacunas en general o solo de las actuales. Aparte de ser un insulto a la estética, el igualar a todas las inoculaciones es una afrenta a la ciencia y revela una ignorancia supina, indigna de una institución que imparte la carrera de medicina. Un ejemplo nos basta: Para defender la obligatoriedad muchos han esgrimido el ejemplo de la viruela (Es probable que nuestra ley de obligatoriedad se base en la falsa creencia de que las vacunas pueden erradicar todas las enfermedades, como se hizo con esta). Dice la Clínica Mayo:
La viruela es una infección vírica grave y, en ocasiones, mortal. Ha afectado al ser humano durante miles de años hasta 1980, cuando se erradicó debido al desarrollo de las vacunas. Al día de hoy, el virus no se encuentra de forma natural. El último caso de viruela natural se notificó en 1977
Hay dos vacunas disponibles, una es de un virus vivo parecido al original, pero menos dañino.
A veces, puede causar efectos secundarios graves, como infecciones en el corazón o el cerebro. Es por eso que esta vacuna no se administra a todo el mundo. A menos que haya un brote de viruela, los riesgos de la vacuna superan los beneficios para la mayoría de las personas
La segunda contiene una cepa de virus muy debilitada y es más segura.
La inmunidad total o parcial después de una vacuna contra la viruela puede durar hasta 10 años (y hasta 20 años con vacunas de refuerzo
Obsérvese las notables diferencias con las anti-COVID: da inmunidad total o parcial por diez años y las actuales si acaso por tres meses. Si los riesgos superan los beneficios no se inocula. Aquí descaradamente Daniel Salas y Olga Arguedas han insistido en que incluso para niños los beneficios superan a los riesgos, lo que es totalmente falso. El virus no muta tan fácilmente y vacunas creadas hace más de 40 años aún son efectivas. Ante virus que mutan todos los años, las antigripales y anti-COVID han quedado debiendo. El COVID-19 es selectivo por edades.
Los adultos mayores tienen 369 veces más riesgo de morir que un menor de edad y 22 veces más que un adulto joven. La tasa de letalidad en hombres es el doble de la de mujeres. Por tanto, mujeres jóvenes o menores de edad que no habrían sufrido mucho con la enfermedad, han muerto a causa de la inoculación, como consta en los reportes de la EMA. Es el primer fármaco cuyos efectos pueden ser mucho peores que la enfermedad para algunas personas y grupos etarios, no obstante, se insiste en hacerse universal.
Luis Solórzano
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