Según la Asociación Costarricense de Pediatría (ACOPE) los miembros de la CNVE: “hicieron un análisis meticuloso y científico de cuáles vacunas eran las mejores”. Estos fueron los análisis en cuanto a la vacuna que compete a los pediatras, la infantil. Dice la CNVE: “Si un niño padece de COVID-19 la vacuna previene que enferme gravemente, esté hospitalizado o fallezca”.
Se compraron millón y medio de dosis para evitar, en el mejor de los casos, 13 muertes en menores de 5 a 14 años, las únicas que han ocurrido a lo largo de dos años, casi seguramente en menores de alto riesgo. Luego dicen que los niños tienen muchos contactos y la posibilidad de transmisión del virus es altísima. Falso, se han contagiado 111000 menores de 18 años, solo el 12% de los 905000 casos acumulados.
La población costarricense de 0 a 14 años suma 1119000 personas, de las que solo se habían contagiado, al 3 de mayo, 82274, el 7,3%. Casi un 93% no se ha contagiado en más de dos años de pandemia y se gastan millones de dólares en una vacuna que protege del contagio en un 90%.
Ni qué decir de las muertes. Apenas 29 en 82274 casos, tasa de letalidad de 0,035. El 99,95% se ha librado de la muerte. El punto que sigue es el más simpático por absurdo, indigno de que unos médicos lo hayan citado: “la vacunación contra COVID-19 reduce la carga viral y por lo tanto se reduce la transmisión”. Un antibiótico reduce la carga bacteriana, pero una vacuna no reduce la carga viral porque es medicina preventiva y no se aplica cuando el virus que se va a combatir está presente.
Tampoco los pediatras de la asociación estudiaron el ensayo clínico: “La FDA realizó un análisis preliminar de los casos de COVID-19 que ocurren siete días después de la segunda dosis. En este análisis, entre los participantes sin evidencia de infección previa con SARS-CoV-2, ocurrieron 3 casos de COVID-19 entre 1305 receptores de la vacuna y 16 casos de COVID-19 entre 663 receptores que recibieron el placebo; la vacuna fue 90.7% efectiva en la prevención del COVID-19”.
El número de niños analizados es bajísimo, 1968, de ellos se contagiaron solo 19, un 0.96%, lo que prueba que los pequeños no se contagian tanto ni son un foco de infección que requiera ser vacunado.
El estudio se hizo una semana después de la segunda dosis, cuando se necesitan dos para desarrollar anticuerpos. Si nuestros pediatras son incapaces de ver esos errores un estudio clínico lo mejor es no llevarles a nuestros pequeños. Increíble que esta gente haga afirmaciones gratuitas sin estudiar los ensayos clínicos, las paupérrimas razones de la CNVE y los propios números del Ministerio de Salud.
Luis Solórzano Sojo
Compartir artículo en:
Artículos Relacionados
Respuesta del gobierno a la CIDH sobre obligatoriedad
Sobre la ausencia de consentimiento informado
Incoherencias en datos de hospitalización
Paradojas de los derechos humanos
Revistas y prensa anticientíficas
Antes y después de las dosis
Números interesantes en Estados Unidos y Costa Rica
Axiología y valor de la vida
Humanidad esclavizada
De lo falsable, lo verificable y lo demostrable