En todo experimento, especialmente con medicamentos, es esencial que haya un grupo testigo. En la experiencia de Pasteur con 50 ovejas, todas fueron contagiadas con un patógeno, pero la mitad tenía vacuna. Al final, las 25 inoculadas sobrevivieron y las otras murieron. ¿Qué habría pasado si todas sobreviven? Que el germen no era tan peligroso y la sustancia innecesaria. ¿Qué habría pasado si todas hubiesen muerto? Que la sustancia no sirvió para salvarlas.
La represión a los empleados de la CCSS no solo es inhumana sino anticientífica. Es el lugar idóneo para comprobar si la sustancia sirve o no. Todos están expuestos al mismo bicho. Si los no inoculados ni siquiera se contagian o enferman de gravedad, la sustancia es innecesaria. Si todos los empleados enferman de cierta gravedad, la sustancia es inefectiva.
Obligar a todos a ponerse la misma cosa elimina al grupo testigo. Si no ocurren contagios se dirá que es gracias a la vacuna. Si ocurren muchos, se dirá que no es 100% efectiva o que está hecha para impedir muertes, etc. Lo importante para las autoridades de la Caja, anteriores y actuales, es que no sepamos la verdadera eficacia de la sustancia. La han puesto por encima de las personas y eso es criminal.
Luis Solórzano Sojo
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