La doctora Nadiya Popel, suspendida de empleo y sueldo por opinar públicamente contra las vacunas para hacer frente a la COVID-19, trabajaba en el servicio de Urgencias del Hospital Mateu Orfila, en Menorca. Su testimonio es muy valioso, ya que ha sido de las pocas personas valientes que se ha atrevido a denunciar lo que vio con sus propios ojos en su hospital. Relata cómo pacientes sin patologías previas acudieron a Urgencias tras recibir las diferentes vacunas con diversos efectos secundarios, algunos muy graves. Ha dirigido una extensa carta al Colegio de Médicos de Balears en la que apela a su responsabilidad para revocar el ensayo clínico.
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