John Perkins Cuando se recompensa la codicia humana, ésta se convierte en un poderoso inductor de corrupción Deja una respuesta Cancelar la respuestaTu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *Comentario * Nombre * Correo electrónico * Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente. Δ