Naciones Unidas tiene la obligación de luchar contra las lacras que castigan nuestro planeta, pero también sus máximos líderes tienen la obligación de luchar contra las enfermedades que afectan a la Organización: corrupción, malversación, acoso sexual, abusos sexuales, pederastia, nepotismo, amiguismo, derroche, estafas, despilfarros, torturas, sobornos, mala gestión y catastrófica administración que han cometido funcionarios y soldados de la ONU