Hartos de estar bajo la autoridad de unos dirigentes arbitrarios y brutales, y de vivir en una sociedad invadida por la corrupción, donde lo habitual es el clientelismo y no la meritocracia, y donde los mandatarios se enriquecen a expensas del bienestar de las masas (Cada vez más empobrecidas), los jóvenes exigen cambios