Cuando en la TV entrevisten a un “experto” epidemiólogo, médico o virólogo, defensor de la obligatoriedad, no mire los títulos del personaje, por más títulos puede ser un mentiroso, un ignorante, un estúpido o las tres cosas. Cuestiónese cómo llegó el “experto” a las conclusiones que ofrece.
Por ejemplo, ¿cómo llegaron a la conclusión de que una restricción vehicular nocturna redujo los casos en un 79%? ¿Cómo sabían cuántos casos se iban a presentar sin restricción y por qué cuando esta se acabó los contagios no subieron un 79%?
Lo mismo pasa con el uso de las mascarillas, dicen que bajaron los contagios en un 29,5%, ¿cómo saben cuántos contagios se iban a presentar sin ellas y por qué la combinación de mascarillas más restricciones vehiculares suman 108%, cosa imposible porque los contagios no pueden bajar tanto. Si bajaran un 100% desaparecerían, los números negativos aquí son imposibles.
Lo mismo cuando uno de estos “galenos” diga que la vacuna detiene la transmisión o, como afirmaron los miembros de la CNVE que reduce la carga viral. Que expliquen cómo hace una inyección para detener la transmisión de una cosa que está en el aire o en los objetos y mata un virus que ya está en nosotros, si no es un antiviral, solo unas instrucciones de ARNm para producir una proteína y debe desaparecer de nuestro organismo lo más pronto posible.
Cuando todos cuestionemos a los expertos, tal vez se cuidarán de decir sandeces por escrito o por TV para hacer propaganda a favor de las farmacéuticas. En CRHoy uno de los miembros de la Comisión de Vacunación se queja de que el gobierno actual se rige por criterios políticos y no científicos, y que la comisión seguirá a favor de la obligatoriedad. Cuestiónese seriamente si un médico tiene derecho a imponer obligatoriedades. ¿Lo obliga su doctor a tomarse un medicamento? Jamás, los médicos no están para eso. Están para hacer diagnósticos y extender recetas, depende del paciente si las sigue o no.
Nadie puede sancionar a un paciente por no obedecer a un médico. Pero cinco individuos creen que pueden, sin diagnóstico, receta o responsabilizarse por los resultados, hacer obligatoria una sustancia sin tomar en cuenta posibles reacciones. Y un gobierno y patronos sin criterio imponen sanciones desproporcionadas. La ciencia describe el mundo y busca las causas detrás de los fenómenos. La politiquería es la que dicta obligaciones donde no las hay. La CNVE actúa por politiquería o intereses oscuros, no por ciencia, pues carece de ella como ha quedado demostrado en sus paupérrimos informes y justificaciones.
Luis Solórzano Sojo
Compartir artículo en:
Artículos Relacionados
Respuesta del gobierno a la CIDH sobre obligatoriedad
Sobre la ausencia de consentimiento informado
Incoherencias en datos de hospitalización
Paradojas de los derechos humanos
Revistas y prensa anticientíficas
Antes y después de las dosis
Números interesantes en Estados Unidos y Costa Rica
Axiología y valor de la vida
Humanidad esclavizada
De lo falsable, lo verificable y lo demostrable