Home » Ensayos clínicos probaron que vacuna es innecesaria

Ensayos clínicos probaron que vacuna es innecesaria

Los ensayos clínicos para la vacuna Pfizer abarcaron a 44000 voluntarios: 22000 recibieron placebo y 22000 vacuna. Hubo 170 contagios, ocho entre vacunados y 162 entre los no vacunados, se concluyó que la sustancia tenía un 95% de eficacia para prevenir contagios, pues solo un 5% de los 170 contagiados estaban vacunados. Las acciones de Pfizer subieron hasta las nubes con este anuncio y todos los países se aprestaron a firmar contratos secretos con las farmacéuticas, en los que renunciaban a reclamos por efectos adversos.

Pero hay otras enseñanzas que nos dejan los ensayos, que pasaron inadvertidas. En primer lugar, de 44000 personas solo se contagiaron 170, el 0,38%. No hubo muertes ni hospitalizados en ninguno de los dos grupos, tasa de letalidad y de hospitalización 0. No se hallaron asintomáticos, la tasa de contagio fue tan baja que hacía innecesarias las restricciones, pues no se trata de un virus que amenace la salud pública, como ha sostenido la Sala IV en sus fallos. Recordemos que Daniel Salas nos pintó un país tan contaminado que toda persona podía ser portadora del virus sin saberlo, lo que justificó encierros, restricciones vehiculares, uso de mascarilla, etc. Si eso hubiese sido cierto, en los ensayos habrían aparecido miles de portadores asintomáticos del virus y esto no ocurrió.

De 22000 en el grupo placebo solo se contagió un 0,73%, en el grupo vacunado el porcentaje fue de 0,03%. La verdadera diferencia entre un grupo y otro fue de 0,7%, no de un 95% pues ese porcentaje nació de calcular solo sobre los contagiados y no sobre los grupos completos. No se expuso uniformemente a los voluntarios al virus. Muchos no se contagiaron porque vivían en lugares con pocos casos, trabajaban a distancia, etc. La vacuna no fue factor único para evitar contagios. Las PCR se hicieron una semana después de la segunda dosis, cuando no había anticuerpos suficientes, por tanto, estos no evitaron los contagios. Además, ¿Cómo iban unos anticuerpos desarrollados en la sangre a evitar la entrada de un virus por la nariz y la boca, que se adhiere a las mucosas y se multiplica en ellas?

Conclusiones: los ensayos mostraron que la transmisión del virus era escasa, que la letalidad era casi nula en personas jóvenes y sanas, como fueron los voluntarios; la eficacia para impedir hospitalizaciones y muertes no quedó demostrada, pues ningún vacunado o del grupo placebo fue hospitalizado o murió. Finalmente, aunque aparecieran menos contagios entre los vacunados, esto pudo deberse a muchos factores, no solo a la vacuna, pues no existe explicación de cómo esta puede evitar contagios y los casos fueron medidos cuando no había anticuerpos.

No obstante, la Sala IV ha aceptado estos mitos y por eso ha puesto la “salud pública” por encima de la autonomía de la voluntad y del derecho a la información. ¿No entienden los magistrados que un virus que contagió solo al 0,38% de 44000 voluntarios no es ninguna amenaza para la salud pública y que una vacuna que no pudo demostrar eficacia para evitar contagios, hospitalizaciones y muertes no puede estar por encima de los derechos individuales?

Lo que hemos dicho de la vacuna de Pfizer para adultos, la Comirnaty, se puede decir de la pediátrica:

La FDA también realizó un análisis preliminar de los casos de COVID-19 que ocurren siete días después de la segunda dosis. En este análisis, entre los participantes sin evidencia de infección previa con SARS-CoV-2, ocurrieron 3 casos de COVID-19 entre 1,305 receptores de la vacuna y 16 casos de COVID-19 ocurrieron entre 663 receptores que recibieron el placebo; la vacuna fue 90.7% efectiva en la prevención del COVID-19.

Obsérvese, siete días después de la segunda dosis, cuando se supone que todavía no hay anticuerpos y que estos no pueden ser los que eviten el contagio. De 1968 niños solo se contagiaron 19, el 0,96%. Lo que queda probado es la poca cantidad de casos. Pero el truco es decir que como hubo 16 contagios en el grupo placebo y tres en el vacunado, la sustancia mostró una eficacia del 90,7% para evitar casos. No se puede ser más charlatán. Aquí dirán que evita hospitalizaciones y muertes en un 90%, aunque los niños ya están protegidos en un 99,97% de esas circunstancias y solo se ha contagiado un 8% en Costa Rica en casi tres años de pandemia. O sea, ya tenemos una protección del 92% contra el contagio y nos tornan obligatoria una vacuna con graves efectos adversos y que “protege” en un 90%. Más innecesaria no puede ser esta sustancia en el país.

Luis Alberto Solórzano Sojo

Compartir artículo en:

error: Si desea compartir la información, puede compartir el enlace del artículo...