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De los gluones a las mascarillas

A veces nos suelen tratar de acallar diciéndonos que tal cosa está probada por la ciencia. Ciencia es simplemente un saber acumulado por la humanidad, verificado mediante el método científico. Pero hay incontables hipótesis que no han sido verificadas porque es imposible hacerlo y, sin embargo, pasan por científicas. La materia oscura es una de ellas. Nadie la ha aislado. La existencia de taquiones, partículas más veloces que la luz, es posible pero inverificable, pues nunca podríamos verlas. Igualmente pasa con la teoría estándar de partículas, que trata de explicar las fuerzas de la naturaleza recurriendo a más partículas. Por ejemplo, para explicar la existencia de la fuerza nuclear fuerte se ha recurrido a los gluones, entes que mantendrían dentro del núcleo unidos a los protones, aunque estos, por tener carga positiva, deberían repelerse. Obviamente es imposible detectar un gluón, para hacerlo requeriríamos separar el núcleo y causaríamos una explosión nuclear. Matemáticamente se ha descrito su posible accionar, como el de la materia oscura, pero no se ha verificado empíricamente.

La teoría del contagio de un virus respiratorio como el SARS es así: un portador expulsa gotículas que llevan el virus a otras personas. Este se aloja en las mucosas donde encuentra células con la enzima ECA2, donde se reproduce. Si esto es cierto, el contagio se evitaría con solo mantenerse a distancia de las personas infectadas. El uso de mascarilla se recomendó no para evitar que nos contagien, sino para impedir que expulsemos gotículas grandes y a distancia. Obviamente, nadie ha visto ese proceso de contagio por la pequeñez de los virus. Eso significaría que la saliva de un contagiado está cargada de virus. Lo lógico sería que las PCR los encontrara completos, pero solo se han hallado fragmentos, un par de genes, algo de ARN en esas pruebas. Se supone que INCIESA ha tomado millones de muestras y no tiene el virus aislado, como ha confesado públicamente.

¿Por qué si está en la saliva del infectado las pruebas no lo hallan con mayor facilidad? El otro punto es la falacia de que las vacunas impedían el contagio. Si este virus penetra por la boca, los ojos y la nariz, ¿cómo unos anticuerpos que están en la sangre y solo reconocen una proteína del virus pueden impedir el contagio?

Estas interrogantes debieron ser respondidas antes de crear una absurda separación entre no inoculados e inoculados, como si los primeros pusieran en peligro la vida y salud de los segundos

Luis Solórzano

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