Originalmente inmunidad de rebaño era:
“…la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se produce cuando una población es inmune, ya sea por vacunación o por una inmunidad desarrollada por una infección previa”. Fuente: The Epoch Times en español. Pero la OMS eliminó la referencia a la inmunidad desarrollada por una infección previa y ahora es: “‘Inmunidad de rebaño’, también conocida como ‘inmunidad de grupo’, es un concepto usado para la vacunación, en el que una población puede ser protegida de un determinado virus si se alcanza un umbral de vacunación. La inmunidad de rebaño se logra protegiendo a las personas de un virus, no exponiéndolas a él“.
The Epoch Times en español.
Este cambio data de finales del 2020: al darse cuenta de que las sustancias contra el COVID no inmunizan a nadie, optaron por cambiar la definición. Originalmente era un producto que estimula el sistema inmune para que produzca inmunidad ante una enfermedad, pero desde agosto de 2021 es un preparado que se usa para estimular una respuesta inmune contra una enfermedad. Ojo, se logra protegiendo a la persona y no exponiéndola. Pasteur inoculaba a los animales y las personas con el patógeno para probar que sus vacunas servían. Ahora no hay que exponerlas al contagio, no hay que verificar que las sustancias sirven, hay que continuar huyendo del germen y de los no inoculados. El método científico se basa en la verificación, pero qué va a saber Tedros de eso si es la negación del científico.
En Costa Rica continuamos con la vieja definición en el reglamento a la ley 811: “Suspensión de microorganismos vivos atenuados o inactivados, o sus fracciones que son administrados por diferentes vías al individuo, con el objeto de inducir inmunidad activa protectora contra la enfermedad infecciosa correspondiente“. En nada se parece al procedimiento de ARN mensajero, que es una sustancia sintética, carente de organismos vivos y cuya inmunidad caduca, pues hay que estarla renovando cada tres meses
La OMS olvida la inmunidad obtenida por infección previa y la resistencia natural de millones de personas a una enfermedad, por ejemplo, en la Europa del siglo XIX millones portaban el bacilo de Koch, agente de la tuberculosis incluido el propio Robert Koch, pero solo unos desarrollaban el mal. Lo interesante es el absurdo en que cae esa organización: unas inoculaciones que no inmunizan, solo “protegen”, si se aplican en suficiente cantidad inmunizarán a la población. O sea, para la OMS una suma de ceros da uno, una suma de personas que no están inmunizadas dará inmunidad de rebaño.
Una falacia de composición más clara no he visto nunca. Si hay muchos vacunados, el rebaño será inmune, aunque ninguno de sus miembros lo sea. Se olvida la OMS de que la resistencia de una cadena se mide por la de su eslabón más débil. Personas que solo están protegidas temporalmente por anticuerpos que desaparecen a los pocos meses, tarde o temprano estarán desprotegidas y la tal inmunidad se derrumbará como castillo de naipes.
Luis Solórzano
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