¿Cómo forzarías a los habitantes del planeta a aceptar una situación que, en principio no están dispuestos a aceptar? Asustándoles. Atemorízales con un virus global que nos afecte a todos para conseguir que las mismas medidas se adopten en todos y cada uno de los países del mundo. Un arma invisible, imperceptible, que nos persiga en las calles, en los supermercados, en los conciertos, en los campos de fútbol y que termine forzando la instauración de determinadas medidas políticas y sociales