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La temeridad de una información de La Nación

Dice una información de La Nación de hace un par de días: “Vacuna contra COVID-19 habría evitado 650 muertes a mayo de 2021 en Costa Rica”. A esa fecha, el único grupo etario que había recibido inoculaciones fue el de adultos mayores. La tasa de letalidad para finales de 2020 en Costa Rica era de 1,2, hoy es de 0,8 por el gran aumento en casos.

Digamos que el promedio es de 1. Para que hubiesen muerto 650 adultos mayores, era preciso que se contagiaran 65000 de enero a mayo del 2021, pero eso es imposible, porque solo se habían contagiado unos 11000 durante todo el 2020. Para que se contagiaran 65000, dado que ese grupo etario ha representado siempre el 7% de los casos, habría sido preciso que todos los contagios subieran a 928000, cosa imposible, puesto que a mayo de este año no habíamos llegado a esa cifra. Vamos a conceder que la tasa de letalidad en ese grupo etario fuera de 10 y que para que fallecieran 650 bastaba con que se contagiaran 6500.

Aun así los casos generales tendrían que haber subido, en cuatro meses, a casi 93000, promedio de 23250 al mes, cuando el año 2020, sin vacunas el promedio fue de 16000 al mes. La información es una especulación sin base alguna. Nadie sabe con qué fuerza iba a dar el COVID-19 a un no vacunado, nadie sabe siquiera si iba a contagiarse.

Podríamos afirmar algo si hay una drástica reducción en las muertes de adultos mayores, pero no la hubo en los primeros meses del 2021. El promedio de adultos mayores fallecidos durante el 2020, sin vacunas fue de cinco al día, mientras que de enero a mayo del 2021 más bien subió a 6,25 al día. No hay reducción desde el punto de vista estadístico ni se puede especular sobre la forma en que nos habría dado una enfermedad.

Recordemos que las proposiciones científicas son descriptivas, por ejemplo: el cuadrado de la elipse es igual al cubo de la distancia media al sol. Jamás, el cuadrado de la elipse habría sido o podría ser igual al cubo de la distancia media al sol. No hay ciencia de lo que pudo ser, sino de lo que es. Tampoco las proposiciones científicas son obligatorias u órdenes, como “todos están obligados a inocularse”. Eso pertenece a otros ámbitos, como la deontología, el derecho, la ética o la tontería.

Luis Solórzano Sojo

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